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En ese preciso momento que nos ponemos en paños menores, recordamos que eso que vamos a comer no está, que falta la Gillette (afeitadora) para las piernas de esta noche, el desodorante del muchacho se acabó, no hay jabón para bañarse, la esponja de fregar ya se acabo de desbaratar, etc.
Cuando nos llega visita de pronto y no hay hielo, unas papitas, papel de baño, queso de colmado, la cena urgente. Todo lo resuelve una llamada: "Alo, Bolehumo (así se llama el colmado de aquí) traeme eto..." Gracias al que se inventó el Delivery.
Ahora, el delivery es quien sabe todo de nuestros hogares, cuando ese muchacho entra a poner el botellón de agua, todo se derrumbó. Sabe si tenemos cuartos, si nos está llevando quien nos trajo, si la hija de la doña está buena, si el hijo del vecino está bebiendo escondido. El delivery, señoras y señores, sabe todo del barrio, y por defecto, todos en el colmado.
Sólo imagino este diálogo:
-Ute ve la que llama que habla un chin ronca?
-Cuál e esa? son mucha'
-La que pide una yumbo lai (Jumbo Light) to' lo sabado.
-Ah sisisi esa esa.
-Esa le está pegando unos cuernos y su mai al mario.
Querido delivery, nos salva la vida, nuestro confidente.